Mi Historia


Me llamo Clara y llevo toda una vida rodeada de animales. Nací en una familia que nunca les dio la espalda a los que más lo necesitaban: perros abandonados, camadas indeseadas, historias que pedían una segunda oportunidad. Crecí aprendiendo que un animal no se tiene, se cuida. Se ama. Se respeta.

Mi primer contacto con la cría llegó a los 7 años, cuando nuestra mastina napolitana tuvo una camada accidental con el dogo alemán del vecino. Ver nacer y criar a esos cachorros despertó algo en mí que jamás se apagó.

Aunque estudié la licenciatura en Documentación y trabajé años en mi campo, llegó un momento en que decidí hacer algo que muy pocas personas se atreven a hacer: dejar mi carrera para seguir mi verdadera vocación. La cría de perros no es un hobby para mí; es una forma de vida.
Y si algo me ha definido siempre es que, cuando decido apostar por algo, lo hago con todo el corazón y la máxima exigencia.

Por eso me formé durante años para criar con responsabilidad, ética y el más alto estándar de calidad y bienestar. Estudié líneas de sangre, genética, salud, socialización temprana, nutrición, cuidados neonatales y pediátricos, protocolos vacunales y desparasitaciones… Y sigo formándome. Porque criar bien es aprender constantemente.

Mi historia como criadora profesional comenzó con el pekinés, una raza que me enamoró por completo. Mi primera perrita, Terasroos Mamma Mia, vino de Estonia y fue Campeona de España, Gibraltar e Internacional. Desde entonces, han pasado por mis brazos y mi casa generaciones de perros que han conquistado corazones en todo el mundo.

Hoy, los perros criados en Lion Dance viven en más de 25 países de Europa, América, Asia y África. Han sido premiados en concursos internacionales, han sido parte de exposiciones en Estados Unidos, Canadá y muchos países europeos, pero —sobre todo— han llegado a hogares donde se han convertido en familia, en compañía, en refugio.

He visto cómo un cachorro puede transformar la vida de una persona mayor que se sentía sola. He escuchado historias de niños que han empezado a abrirse al mundo gracias al vínculo con su perrito. Parejas, familias, jóvenes... que han recuperado alegría, rutina, sentido.


Porque los perros hacen magia. Y yo tengo el privilegio de acompañarlos en su llegada al mundo.

Criar es estudiar, seleccionar, cuidar, respetar y —sobre todo— entregar con el corazón. Es una labor ardua y compleja.

Aquí no solo criamos perros. Acompañamos historias de amor y pasión por la vida. De generación en generación pasamos el legado para que otros lo puedan disfrutar en el futuro, con respeto y con responsabilidad.

Trabajamos por un legado inmaterial que sólo sigue vivo gracias al trabajo del criador y del que se beneficia toda la sociedad.

Criar con sentido y bien sí es posible.




Cachito, de mi primera camada de caniches enanos.
This is Cachito from my very first dwarf poodle litter.